Espero nunca tener que pasarlo, pero supongo que perder un hijo debe ser uno de los dolores más fuertes que puede sufrir un ser humano. Parte de uno debe morir en ese momento y "
Para que no me olvides" trata de eso. Del dolor humano frente a la pérdida de otro ser. Más aun, la pérdida de un hijo para Irene, la pérdida de un nieto para Mateo, la pérdida de un novio para Clara. La pérdida de todos ellos, para quienes ven la película.
Sufrimiento y resiliencia. Algo que ha estado muy presente ultimamente por estos lares, y por otros también.
Cómo se levanta uno frente a la adversidad. Cómo hace uno para no desfallecer y morir de a poco cuando el trauma golpea como nunca nadie nos dijo que golpearía. Porque a nadie le enseñan a soportar golpes, a levantarse cuando sólo quieres tirar la toalla. A no pensar que lo que acaba de pasar es el fin de mundo, que te farreaste la vida, que lo perdiste todo, que aquello era lo único que no había que perder. Nadie nos enseña, ni nadie podría hacerlo tampoco. Cada derrota, cada sufrimiento, cada decepción tienen en cada uno de nosotros una particularidad tan específica y único que la enseñanza nos sonaría más a discurso paternalista.
Y el asunto no es menos fácil para quienes estamos cerca de esa pérdida sin haberla sufrido. Cómo hacerle ver a esa persona que hay razones para estar triste, pero que, como leí en una puerta una vez, no podemos dejar que el pasado arruine nuestra existencia.
Irene, Clara y Mateo se toman la pérdida de David con distintos matices. Ciertamente no todos pierden lo mismo, pero tampoco es menos cierto que los tres seguirán en este mundo, aunque a ratos no lo quisieran.
Resiliencia es la palabra. Como le decía a alguien, quizás de las pocas cosas que por hoy nos diferencian del resto de los animales.
Buenísimas actuaciones,
Marta Etura todo un descubrimiento. Recomendable, pero no si anda depre.
Etiquetas: cine