Todos los domingos en la noche tengo la costumbre de poner Chilevisión y escuchar atentamente a
cuatros caballeros, ya entrados en edad, que se dedican a comentar y opinar, con mayor o menor acierto, las "noticias" de la semana.
Hace unas semanas, cuando las demandas de los estudiantes secundarios no parecián más que un berrinche infantil poco organizado y más pasado a cimarra que a seriedad, dos de estos panelistas (Melnick y Villegas) se refirieron a los colegiales como "pendejos ignorantes". Fuerte término que no sé si estarán en condiciones de repetir, así tan sueltos de boca.
Nuestros escolares, que ojo, van desde los 12 a los 17 años, están demostrando no una capacidad de raciocinio envidiable, pero sí un sentido común que hace falta hoy en día ante tanto discurso retorcido y retórico que termina por no convencer a nadie. Nunca, nunca en mis años de universitario, escuché como una alternativa nada de descabellada el revisar y, eventualmente, modificar profundamente la famosa
LOCE. Recuerdo que el año '97 participé en la toma de más de un mes de la
UCV, y en ese tiempo, la escuela de derecho a la que pertenecía, contribuyó durante todo el periodo de movilización a enseñar (literalmente) a los alumnos de otras escuelas, el contenido y consecuencias de la mentada Ley. Nunca logramos nada. Todo se desvanecía en marchas violentas y asambleas donde el discurso lo monopolizaban un par de exaltados a los que poco les interesaba la educación chilena.
Resulta que hoy, adolescentes de camisa y corbata, nos tienen a todos hablando del tema, y todo parece indicar que es EL momento de hacer algo. Sorprende (gratamente) escucharlos hablar en la tele (la prensa ha estado a la altura) y manifestar sus demandas. Pase escolar liberado, PSU gratis, destinación de recursos financieros para aplicar como se debe, la famosa jornada escolar completa y revision de la LOCE. Demandas para nada descabelladas, si pensamos que el pase escolar se entrega siempre tarde y con dificultades, que el sistema de transporta los discrimina y que al final son una molestia. Que la PSU tiene un valor superior a los $ 30.000.- y que pareciera que los costos son exageradamente altos (además de ser un monopolio de la U de Chile), que los cabros son obligados a permanecer en colegios que no tienen la infraestructura adecuada, lo que significa que deben muchas veces almorzar en las salas, en las escaleras, que se ha privilegiado absolutamente las cifras que indiquen "más horas de clases", pero esas clases son lecciones recalentadas que nada tienen que ver con la formación que debieran recibir. Y finalmente, que existe una ley que regula la enseñanza en Chile, dictada por Pinochet un día antes de dejar el poder y que es cualquier cosa menos un marco jurídico adecuado para un país que quiere llegar al bicenterario como una nación desarrollada.
Todas cosas de sentido común, que los parlamentarios de todos los colores, no han tenido el coraje de plantear. Todas materias en las que se ha actuado con un dejo de tecnocracia que le hace un flaco favor al país. Donde se copian modelos extranjeros que responden a culturas distintas, donde finalmente se escucha poco a los implicados (profesores, alumnos, apoderados, administrativos, municipalidades) y se tiende más a llenar salas de Casa Piedra con grandes y supuestos gurues nacionales y foráneos de la educación.
La famosa gran revolución de la educación chilena, anunciada por Bachelet durante el debate presidencial, parace estar a la vuelta de la esquina. Sólo que la están provocando quienes reciben esa educación, y no quienes tenían el deber de asegurarla por mandato constitucional. Hoy más que nunca pareciera tener sentido esa cantilena de "la educación es un derecho, no un privilegio" y se escuchan un montón de voces nasales, de chicos con piercings y bastas descocidas que desde sus colegios, desde las calles, no están dispuestos a dejar que esto siga pasando.
Se me ponen los pelos de punta de sólo escribir esto y vaya que, si llego a tener hijos, les estarán agradecidos a estos chicos.
ACTUALIZACIÓN: Bachelet, por favor, no se farree esta oportunidad. No subestime a los jóvenes con actitudes tan poco conciliadoras como
la de esta mañana.
Foto:
fotolog Institutiano.
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