REVELACIONES CHÚCARAS

Parece que no todo es Alegría en la reciente fusión del Banco Chile (Edwards) con Citibank.

Sin duda que los accionistas y propietarios deben aun estar dándose golpecitos en la espalda después de tremendo negocio, sin embargo, clientes y trabajadores no han sido contagiados de la Alegría que majaderamente se anuncia por cielo, mar y tierra.

Primero sufrieron (y sufren) los clientes. Entiendo que los del Chile (como yo) no la han pasado tan mal como los del Citi, que fueron trasladados a la categoría de don nadie. Mi madre (cliente Citi) ha tenido pésimas experiencias las últimas veces que ha ido a la sucursal a la que iba siempre y en la que ahora ya no puede contar con el trato deferente al que estaba acostumbrado. Sin mediar aviso, cambiaron condiciones de atención, no hay filas especiales y los ejecutivos (y peor aun, la gerencia) parece estar tan o más apesadumbrada con los recientes cambios que significó la absorción de la norteamericana a manos del banco de Cañas.

Pero no sólo los clientes la están pasando mal. Ayer se supo que más de mil empleados del Citi serán despedidos, en el marco de los ahorros operacionales esperados para una operación como ésta. Obviamente el banco está tomando todos los resguardos para estas "desvinculaciones", pero lo cierto es que a los trabajadores que quedarán cesantes no les llegará la Alegría. - nota en el merculo

Mientras, el común de los mortales somos espectadores de una campaña triunfalista que poco tiene que ver con la realidad, y no me refiero sólo a los trabajadores que serán despedidos, sino a todos los anuncios que se hacen en los comerciales y gráficas y que nada tienen que ver con el mal servicio que este nuevo banco masivo está dando a sus clientes, lejos de abundar la Alegría, la gente está pasando malos ratos en un negocio que a ellos poco los beneficia.

El escenario es el mismo que vivió el Santander al fusionarse hace unos años y pasar de un banco respetable, a una bodega de cuentacorrentistas donde nadie sabía qué hacer y todos culpaban a la fusión del desorden que se vivía.

Hoy, quizás hubiera sido mejor un reenfoque de cómo se iban a distribuir los recursos de cara a esta nueva fusión, porque a esta altura el nuevo Banco de Chile parece más preocupado de traer un circo, antes que de enfrentar los desafíos que requieren juntar dos instituciones financieras y hacerse cargo de una cartera de clientes acostumbrados a un buen servicio. By the way, busco banco nuevo.

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