Ahora parece política (o periodísticamente) correcto decir que la expectación y la cobertura que se le está dando al trabajo de Bielsa en la selección chilena
es una exageración. Lo insólito es que los mismo que ahora se ajustan el nudo de la corbata, se echan para atrás para hablar y hasta modulan, diciendo que hay que ser serenos, que no nos podemos volvernos locos y eso, sean los mismos que gozaban con cada entretelón de la llegada de Bielsa a Chile y hablaban de los cambios que haría en el fútbol chileno, osea parecián niños con juguete nuevo (con algo más entretenido que reportear los carretes de los futbolistas).
Los exagerados son esos mismos noteros deportivos que nos vendieron la pomada de que aquí quedaba la cagada con Bielsa y que hoy hablan de calma. El Loco tiene razón cuando dice que le da cosa ver a los periodistas seguirlo a todas partes con el brazo estirado y micrófono en ristre, esperando que él diga algo, lo que sea. Esos periodistas deportivos crearon y levantaron un tremendo mono de paja que ahora botan con bombos, platillos y aires de cordura. Como si nosotros fuéramos tontos ¿o lo somos?
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