El domingo pasado el "mórbido barbudo cincunciso" de Melnick (CHV), como tan apropiadamente lo apodara
TG, repetía como loro con éxtasis que la mayoría de los empresarios de este país son gente honesta, bien intencionada y que vela por el bien de su país con el mismo ahínco con que persiguen el abultamiento de los bolsillos propios.
Por su parte Villegas (aka. el pelucón con
freezing) haciendo eco de la frase que lanzara Escalona de que los empresarios de este país son unos chupasangre, enumeraba las decenas de prácticas que rebaten la cantinela de Melnick. Empleadores que no pagan las cotizaciones previsionales de sus trabajadores, que los hacen trabajar fuera de horario como si las horas extras fueran un mensaje de buena crianza made in Village.
Ayer me enteré de las prácticas de Supermercados Santa Isabel, cuyas trabajadores -la mayoría de ellas, cajeras- denunciaron los largos turnos que deben cumplir frente a la caja registradora, no permitiéndoseles ir al baño lo que ha llevado incluso a que deban usar pañales para adultos.
La cadena de supermercados pertenece a
Cencosud,
holding de propiedad de
Horst Paulmann, también dueño de Jumbo, Easy y Almacenes París.
Según informa hoy La Nación, el conglomerado empresarial del fuldiano registró utilidades durante el primer trimestre del 2007 superiores a 66 mil millones de pesos. Sólo en tres meses.
¿Cómo se entiende entonces que un empleador que es capaz de generar esos niveles de riqueza pueda permitir que en sus empresas se de el trato que actualmente se le da a las cajeras -y seguramente también a otros- de sus supermercados?
¿Qué está esperando Iván Núñez para ir a entrevistar a Paulmann y hacerle la pregunta de arriba? Porque,
ésto sí que no tiene nombre.
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