El domingo, el TC anunció
la resolución al recurso presentado por parlamentarios de la Alianza en contra de la medida administrativa que instruye la distribución de la píldora del día después a quien la solicite en consultorios médicos.
El fallo no resuelve el fondo del asunto (es decir, si la píldora es abortiva o no, y por lo tanto si atenta contra la vida), sino que se remite a la forma en que dicha instrucción administrativa fue decretada. De esta forma, el TC estima que la norma debe provenir directamente de la Presidenta de la República, y no de un funcionario de rango menor como podría ser la Ministra de Salud. Por esto, el Gobierno ha anunciado que una vez que la Bachelet vuelva de su gira, se procederá a la firma del Decreto Supremo correspondiente y exigido por el TC.
El tema es que los parlamentarios y sectores que apoyaron el recurso ante el TC y se han manifestado contra la píldora, dicen haberse anotado un triunfo a su haber, pero la verdad es que la resolución del TC está lejos de ser un poroto para la postura abortiva del Levonorgestrel, por cuanto en ningún caso se dio cabida a esa posibilidad.
El Arzobispado, la PUC y otras instituciones han hecho uso de la palabra en estos días representando sus posturas frente al tema, lo que parece del todo legítimo. Por su parte
La Nación publica hoy un artículo bastante ilustrativo de las fórmulas que tienen, en estos momentos, los jóvenes que han mantenido una relación sexual de riesgo, para evitar un embarazo. Una nota que podría generar reacciones, pero seguramente será agradecido por quienes se encuentran en una situación apremiante.
Parece ser que la batalla contra la píldora estaría agotando sus instancias de pelea sin que se pueda demostrar seriamente el supuesto efecto abortivo del Levonorgestrel. En esta discusión se han enfrentado quienes piensan que la vida humana comienza con la concepción y que todo acto humano que impidiera que ese grupo de células llegue a convertirse en una persona, es un asesinato; quienes piensan que hasta la implantación del embrión en el útero no estamos propiamente frente a la probabilidad cierta de un ser humano; y quienes finalmente creen que la mujer tiene la capacidad moral de decidir por lo que su cuerpo debe o no pasar. Una discusión que seguirá animando sobremesas, conversaciones de bares, canales de televisión y, de vez en cuando, algún pasillo de tribunal. Una discusión interminable.
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