Si todos los curas fueran como el Padre Mario (
Jorge Marrale), seguramente habría muchos más católicos y muchos menos creyentes que no ven en la Iglesia la casa de Dios sino un refugio para humanos con tantos o más defectos que ellos.
Maria Pantaleo es un italiano que arrancando de la guerra vino a dar a la Argentina donde se formó como sacerdote. Pero el Padre Mario no es un prete común y corriente. Se ha ido ganando una fama que tiene incomodada a la curia trasandina. Dicen que este Padre cura a la gente, aunque él no niega. Simplemente dice ser un devoto de la fe de su Dios, creer ciegamente en su voluntad y bendecir a la gente en el nombre del de arriba para que esa voluntad se exprese.
De esta forma son cientos los que han llegado a ver al Padre Mario, quien con una gran formación humanista y una profunda fe es capaz de alienarse de la burocracia eclesiástica que tan mal tiene a la Iglesia. De la misma forma y con una fuerza seguramente divina soporta las críticas, llamados de atención, zancadillas, burlas y cuchillazos en la espalda que sus colegas y autoridades de propinan.
Por lo mismo, al Padre Mario no se le viene fácil la cosa. Removido de su cargo de párroco deberá buscarse un norte alejado de la ciudad. Pero sólo no estará, aunque a veces las compañías sólo ayuden a enredar más las cosas. Enfrentado a una Iglesia que paradógicamente, no cree, se las tendrá que arreglar para levantar su templo y reunir a los suyos como lo hiciera hace algo más de dos mil años, un pelilargo que vino a salvar al mundo y terminó crucificado. Igual que el padre Mario.
Las Manos (2006) se ha llevado ya buena cantidad de premios y destaca por buenas actuaciones. Honestas. Recomendada, aunque no sé cuándo la irán a dar acá. -
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