Mientras estudiaba afuera, por las mañanas, para llegar al
Instituto debía pasar por un famoso puente en
Heidelberg. A pesar de que eran cerca de las 8 de la mañana, el puente estaba ya atestado de turistas sacando foto a cuánta cosa pudieran ver a través del lente. Uno, educado como es, caminaba entre los visitantes y me detenía para que sacaran sus fotos. Nada peor que se te atraviese alguien cuando sacas la foto, imagen perdida y la segunda, de puro molesto que uno queda, también sale mal. En fin. Yo me detenía para ellos sacaran tranquilamente sus fotos, lo que a la larga me significaba fácil unos 5 minutos o más de atraso. A mitad de semestre, esa linda costumbre se me había quedado entre las sábanas de mi pieza, y ahora, debo figurar en cientos de fotografías que varios turistas orientales, tienen en sus álbumes de foto en casa. Seguramente las fotos deben tener títulos como Puente y Joven, Castillo y Joven, Mitad-de-esposa y Joven, Grupo y Joven...
¿Qué hace perder esa capacidad de preocupación por el otro? ¿Sólo la costumbre? ¿No escuchar las gracias, aunque sea en otro idioma? ¿Ese maldito condicionamiento de que, al final de cuentas, somos mucho más animales de lo que creemos?
Pero como una es tan, pero tan tarde para pedir disculpas, les dejo a mis amigos turistas que leen esta bitácora, una
aplicación web que les ayudará a "eliminarme".