"Lakposhtha hâm parvaz mikonand" es el nombre en kurdo para
Las Tortugas También Vuelan, una película iraní-francesa, que relata la historia de quienes sufren con más vehemencia los avatares y tragedia de la guerra, quienes tienen menos culpa en llegar a esas circunstancias y quienes, muchas veces, dan más ejemplo de entendimiento y esfuerzo por superar aquella terrible situación: Los niños.
En Las Tortugas... Satellite es un niño que tiene practicamente a su cargo un campamento de refigiados kurdos que se sitúan en la frontera con Turquía. Escapando de Saddam nunca han conocido la ciudad y al pie de una colina, estos cientos de niños a cargo de este improvisado líder se dedican a desenterrar minas antipersonales para venderlas a quienes, aun bajo estas circunstancias, no pueden dejar de pensar en cómo enriquecerse.
Satellite, sin embargo, tiene otras preocupaciones, a parte de darle esperanza a su pueblo. Se llama Agrin y es una huraña niña huérfana quien junto a su hermano, un manco clarividente, han terminado a cargo de un pequeño de tres años cuyo origen uno no termina por entender.
A pesar del título, la paradoja es que las cosas en la película van hacia abajo. Todos caen, presos de la desesperación, cegados por la bruma de la mañana que termina extendiéndose todo el día, todos los días, porque no se ve horizonte alguno. Como le decía a alguien, uno termina de ver esta película y se siente un verdadero imbécil pensando que es UNO el que vive lleno de problemas. La vida allá es infame, y si no fuera por el cine, quizás nunca lo sabríamos.