Comienza semana santa y ayer el canal de National Geographic pasó con bombos y platillos el programa "
El Evangelio de Judas" ¿y qué?.
El programa da pruebas de que se está frente a un documento auténticamente escrito entre los siglos III y IV a.C. Confirma la tesis de que el cristianismo se vivió de muchas maneras en sus comienzos, y no podía ser de otra manera. Hace recordar aquellas historias de
textos apócrifos del antiguo y nuevo testamento, muchos de ellos que finalmente fueron integrados a los textos canónicos, muchos de ellos que aun viven ocultos ante los ojos de la Iglesia.
Pero la publicación de este reportaje está lejos que querer poner a temblar a la curia, El Evangelio de Judas aporta antecedentes e información a la verdad histórica de los inicios del cristianismo.Historia que debemos compartir creyentes y no creyentes. Incorpora visiones que antes eran sólo trascendidos acerca de los muchos personajes bíblicos. Muestra que la religión es un producto cultural, distinto a la fe. E indica que así como Irineo sentó las bases de mucho de lo que hoy se conoce como sagradas escrituras, el día de mañana, así como se acaba el
Limbo, Judas podría efectivamente terminar por ser reconocido como el discipulo preferido que junto a Cristo, sacrificó su vida para cumplir el designio divino.
Punto aparte, es que me parece lamentable que
un cardenal diga que "un cristiano no debería ir a ver la película y colaborando así con su entrada a la ganancia que va a ser colosal de quien einventó este asunto", refiriéndose al próximo estreno de "
El Código Da Vinci". Bastante más acertado el cardenal Errázuriz al
decir que "
No le teme la Iglesia a la verdad, por el contrario".