No hace mucho nos bañamos con la noticia de una colegiala que le lanzaba un jarro con agua a una Ministra de Estado. Las reacciones fueron variopintas. Desde la más absoluta condena al hecho y censura a la niñita, hasta los monumentos y alabanzas a la rebeldía de la combatiente.
Ayer los profesores de la alumna cuestionada se habrían manifestado por cancelar su matrícula (
emol). En unos minutos más, el Consejo de Profesores comenzará a sesionar para tomar una decisión en cuanto a la continuidad o no de
María Música en el Liceo Darío Salas.
Yo la he visto un par de veces en la tele, siempre está gritando el clásico "
a ver, a ver... " mientras que el día que reingresó a su colegio mostraba una sonrisa nerviosa como de no saber muy bien en qué está metida. Leía no hace mucho,
una reacción frente al jarrazo, en que se decía que "
las María Música de este mundo, a pesar de los excesos ciertamente evitables, nos sirven para testear qué tanto creen nuestros políticos y nuestra sociedad en una democracia deliberativa", y me pregunto yo ¿está María Música para esos trotes? o como diría un ex panelista ¿da el ancho?
Cómo puede ser expresión de la
democracia deliberativa la agresión de las partes que están llamadas a deliberar. El famoso jarrazo sólo sirvió para testear el temple de una Ministra sorprendida y decepcionada. Porque pienso en María Música y por último haberla visto estos días con algún discurso, alguna propuesta, su visión sobre la educación y cómo avanzar en su mejoramiento, pero no. Ella sonríe nerviosamente, porque sabe que está cargando con una mochila que le queda grande. Poco y nada muestra saber acerca de la discusión en torno a la LGE y definitivamente extraño el nivel del debate cuando la batuta la llevaban de verdad los estudiantes, con dirigentes que hablaban de corrido y exponían puntos de vista que dejaban a sus interlocutores boquiabiertos. Nada de eso vemos acá.
María Música está lejos de ser una
martir del movimiento estudiantil como sus compañeros de recreo desearían. Seguramente ella pasará a la historia simplemente como una pendeja insolente que se dio el gusto de mojar a una Ministra, sin poder darle sentido, explicación ni justificación a su agresión. Una muestra más de que en este país la reflexión y el diálogo son capacidades suntuarias, que cada día se echan más de menos y que cada vez no hacen más falta. - foto_
panchomartinezEtiquetas: nacional