Me ha tocado encontrarmelo en el tren a Villa Alemana o en el Metro en Santiago, pero su cara ce concentrado me impide acercarme a saludarle y esperar que se recuerde de aquella vez que conversamos hace años. No me pierdo ninguna de sus columnas, porque son simplemente inspiradoras y una buena forma de comenzar el fin de semana. Más encima porteño.
En este blog que tanto nos gusta hablar de libertad, de democracia y sobre todo, de lo que nos gusta, la columna de hoy de don Agustín Squella es, cómo decirlo, un deber de día viernes. -
Columna en El Mercurio.
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