REVELACIONES CHÚCARAS

Tiempo para ver las noticias de la medianoche y de temprano en la mañana (que son exactamente las mismas), he tenido. Y de todas las notas que se hicieron sobre la conmemoración del quinto aniversario del ataque al WTC, me llamó profundamente la atención (aunque, bueno, no tanto), que ningún medio chileno se hiciera eco de las muchas voces disidentes en cuanto a la naturaleza de los atentados.

Seguramente son puntos de vistas de los cuales nuestra prensa libre e independiente no quiere hacerse cargo. No es el estilo de nuestros medios basarse en rumores e infundios, no, cómo podría ocurrirsenos. Para qué arriesgarse a una llamadita desde la embajada estadounidense al departamento de prensa para exigir rectificaciones o al menos, lecturas de declaraciones públicas que rechazan tales hipótesis. No. Como ya se dijo, es mejor no hablar de ciertas cosas.

Ha estas alturas son varios los antecedentes que acusan a las propias autoridades norteamericanas de haber sido los autires o, al menos, encubridores de los atentados del S-11. De a poco, pero con paso firme, las pruebas se han ido abriendo paso, dando lugar a muchas dudas en torno a la "historia oficial" relatada por la Comisión Investigadora.

Mi viejo no quiere creerlo, yo tampoco, pero los hechos y las evidencias hacen que uno tenga que tomarse esto en serio.

Dudo que algún día se confirme. Seguramente quedará como un gran signo de interrogación que los gringos terminarán por preferir ignorar. El peso de sentir que quienes se suponen defienden tus intereses desde las cúpulas de poder, estarían dispuestos a atentan contra sus propios ciudadanos al nivel de los ataques de hace cinco años, es demasiado. Uno tiende a creer que no se puede llegar a tanto, que el egoismo y el deseo de poder no puede llegar a tanto, pero... al menos yo, lo creo.