Aunque parezca redundante, esto debió haber estado preparado. Lo único que faltaba, lo único. La mafia rusa metida en el sacro e inmaculado fútbol chileno. Si yo siempre me pregunté, cómo se mantiene este fiasco de disciplina deportiva en un país de malos para la pelota, irresponsables, faranduleros, ladrones y, repito, malos. Obviamente que la plata debía venir de alguna otra parte.
Me quedo con los partidos de las ligas europeas y argentina, donde si bien tambipen deben haber mafias para arreglar los partidos, al menos uno no se da cuenta, porque ahí se juega al fútbol. No como aquí que hasta un partido de la selección parece pichanga de barrio. Gracias rusos por favor concedido.